TERAPIA DISNEY, ¿PUEDEN LOS DIBUJOS ANIMADOS TRATAR EL AUTISMO?

La historia que queremos compartir hoy es especialmente conmovedora y muchos padres habrán pasado por una situación similar: tratar de comunicarse con su hijo mediante peluches o dibujos. ¿Cuántas veces se consigue?Ron Suskind lo hizo, logró tener una mínima conversación con Owen, su hijo de 6 años, mediante el títere de un personaje de la película de Disney “Aladdín”. Según cuenta el padre, consiguió que el niño le dijese cómo se encontraba después de casi 3 años sin hablar. Aunque con frases cortas, así supo que no estaba contento, que no tenía amigos y que no entendía lo que le decía la gente.Owen fue diagnosticado con autismo regresivo (DSM- IV, trastorno de desintegrativo) que se caracteriza por ser perfectamente funcional hasta los 18-36 meses pero empezar entonces a perder interés por las relaciones sociales y acrecentarse los problemas de comunicación. Algunos no vuelven a hablar.Pero el niño se comenzó a sentarse frente a la televisión y ver reiteradamente las películas animadas de Disney, primero con su hermano que, curiosamente también se llama Walt, luego repetidas veces de manera casi obsesiva aunque relajada. Un día, Ron empezó a darse cuenta de que su hijo bailaba y repetía algunas canciones y que dibujaba a los personajes que más le gustaban. Esto es lo que llevó a sus padres a detectar una forma de comunicarse con el pequeño.Ahora que Owen ya tiene más 20 años, su padre asegura que fueron estas películas lo que le ‘rescató’ del autismo. Y va a escribir un libro sobre ello “Life, Animated”, para que el mundo pueda conocer su testimonio y cómo su hijo dejó atrás el autismo, tiene novia y va a graduarse. Hasta ha formado un club Disney para ver las películas con sus compañeros de clase.Detrás de la historia de Owen Suskind con los personajes Disney no hay un estudio médico ni científico que convierta a las películas en dibujos animados un tratamiento efectivo en trastornos autistas. Puede ser un hecho aislado con resultados tan individuales como únicas son las personas diagnosticadas autistas.El aprendizaje que se puede sacar de la experiencia vivida durante estos años en la familia Suskind sí es no perder la esperanza ni dar por perdido a nuestro hijo porque no podamos comunicarnos con él. Debemos continuar apoyándole.