CAMPAMENTOS Y OPCIONES VACACIONALES PARA NIÑOS CON AUTISMO.
Campamentos y opciones vacacionales para niños con autismo. Los niños suelen seguir su propio horario y está asociado normalmente con su escolarización. Pero la rutina diaria que siguen la mayoría de autistas no tiene que ver con las estaciones o vacaciones, hasta el punto de que algunos no entienden por qué no pueden seguir haciendo lo mismo cada día. Pero cualquiera puede aprovecharse de épocas como el verano para introducir actividades que también ayuden a los padres a estar más relajados, al menos, durante unos días.Hay diferentes casales o colegios de verano que acogen a los niños para que, salvando las diferencias, puedan seguir con la estabilidad que necesitan. Entidades de cada ciudad los organizan sabiendo que resultan de utilidad a la sociedad. Pueden ser centros de autismo o incluso terapeutas que se ofrecen a modo más personal porque conocen a los niños y saben que un descanso de dos meses en su trabajo puede resultar en una regresión insalvable.Para elegir el más adecuado lo más importante es fijarse en la personalización que puedan hacer en el seguimiento de cada participante. La atención recibida es un factor clave ya que algunos niños no pueden desatenderse ni cinco minutos y pueden generarse conflictos con otros niños. Su edad también puede ser determinante.Otra cuestión, muy relacionada con la personalización, que también influye en la decisión de escoger un lugar en el que dejar a nuestros hijos durante unas horas o días de verano es la variedad de actividades que desarrollan. Aunque se quiera mantener la rutina a la que está acostumbrada el niño, también se pueden incorporar acciones terapéuticas, de desarrollo motriz o comunicativas para incentivar, corregir o reforzar algunos patrones de conducta.Aprovechar este tipo de casales es una oportunidad familiar ya que, por un lado, nuestro hijo puede disfrutar de juegos que le motivan a participar y relacionarse con el terapeuta y con otros niños. Muchos de estos centros están ubicados en locales con amplias zonas recreativas donde dibujar y experimentar. Además, también se hacen excursiones a lugares donde los pequeños pueden interactuar con la naturaleza y con animales, lo que resulta beneficio para su estado anímico.Por otro, también supone una descongestiónpara la familia al disponer de unos plazos de tiempo más flexibles en los que pasar momentos no tan estrictos con las rutinas a las que los niños nos acostumbran. Puede ser también la ocasión perfecta para recuperar actividades que habían quedado en segundo plano: desde ir al cine o cenar con los amigos a visitar a familiares lejanos aprovechando el viaje como si fuesen unas mini vacaciones.Tanto para los niños como para los padres, el verano puede ser un momento en el descubrir este tipo de centros y que les ayuden posteriormente y empiecen una relación más larga de cara al próximo año escolar.