¿SE PUEDE CALCULAR EL COSTE EMOCIONAL DEL AUTISMO TAN FÁCILMENTE COMO EL ECONÓMICO?
¿Se puede calcular el coste emocional del autismo tan fácilmente como el económico? Resulta complicado medir las consecuencias emocionales que el autismo provoca en padres, familiares y conocidos. ¿Se le puede poner precio a no poder comunicarse con nuestros pequeños, a no formar parte de su mundo, a cambiar nuestra forma de entender su futuro? ¿Se mide en noches sin dormir, en lágrimas, en discusiones con los que no comprenden la situación? En cambio, es tan fácil calcular el impacto económico de tener un hijo con TEA. Un estudio reciente ha puesto precio a la atención que requieren estableciendo dos costes diferentes según si se padece, además, discapacidad intelectual e incluye un factor geográfico que puede servir de pequeña comparación. En los Estados Unidos, el estudio de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pennsylvania (Penn) y el Hospital de Niños de Filadelfia cifra en 2,4 millones de dólares el coste económico del apoyo durante toda la vida de alguien con TEA y con problemas intelectuales. En el Reino Unido, serían 2,2 millones de dólares. Si el paciente de TEA no tiene discapacidad intelectual, en ambos países el coste se sitúa cerca de 1,4 millones de dólares. El cálculo se ha hecho teniendo en cuenta factores como la pérdida de productividad de los padres, servicios médicos, educación especial… y también se ha buscado números más impactantes al multiplicar con el total de personas con TEA en esos países y suponiendo que el 40% tiene discapacidad intelectual. El resultado es una estimación de 61.000 millones al año en los Estados Unidos y de 4.500 millones de dólares en el Reino Unido. ¡Al año! El objetivo de los responsables del informe es poner en evidencia que las organizaciones gubernamentales tienen que asignar mejor sus recursos y tener en cuenta cuestiones como la pérdida salarial de los padres que se dedican a cuidar de sus hijos o el hecho de que la mayoría de adultos autistas tienen dificultades para encontrar trabajo. Todo esto tiene un valor económico por lo que se puede medir y calcular muy fácilmente. Pero no se puede poner precio a los sentimientos, a las emociones que despierta el autismo entre quienes lo tienen cerca. No debería ser necesario compararlos con dinero para darse cuenta que también hace falta atender al entorno de quien tiene TEA, es decir, no solo al niño si no también a los padres que buscan apoyo para ser más fuertes emocionalmente.