Accidente Cerebrovascular
El accidente cerebrovascular es una de las causas principales de discapacidad. La investigación y las intervenciones se han centrado históricamente en las discapacidades físicas, mientras que el deterioro cognitivo ha sido parcialmente descuidado. Incluso un accidente cerebrovascular menor afecta el funcionamiento diario, las funciones ejecutivas y la cognición, afectando en consecuencia la participación, la calidad de vida y el retorno al trabajo. Los sobrevivientes de un accidente cerebrovascular tienen un mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo.
El accidente cerebrovascular es reconocido como una de las principales causas de la discapacidad del adulto a nivel mundial. Es la segunda causa más común de deterioro cognitivo, donde solo la enfermedad de Alzheimer es más prevalente. El riesgo de desarrollar un accidente cerebrovascular que puede conllevar a demencia a los 65 años es de 1 de cada 3 en los hombres y 1 de cada 2 en las mujeres.
Los infartos cerebrales silenciosos son hallazgos comunes en pacientes de estas edades. Según el estudio de Grau-Olivares y Arboix, la enfermedad vascular isquémica de los vasos pequeños debe considerarse como una condición severa, pródromo de la isquemia subcortical, en lugar de un trastorno relativamente benigno, como se ha considerado anteriormente. Estudios recientes mostraron que la proporción de demencia causada por la enfermedad vascular oscila entre 36 y 67%. Además, los pacientes con un primer accidente cerebrovascular presentan deterioro cognitivo en más de la mitad de los casos y más del 55% de los pacientes cumplen criterios de deterioro cognitivo. Además, la presencia de infartos múltiples y silenciosos en pacientes con un primer accidente cerebrovascular es un predictor independiente del mal desempeño de las funciones ejecutivas y de otras pruebas cognitivas como memoria verbal.
Naturalmente, el daño agudo del tejido puede afectar la cognición. Los impedimentos físicos tienden a mejorar, en mayor o menor grado, después del accidente cerebrovascular; sin embargo, los deterioros cognitivos tienden a empeorar progresivamente, por lo que es imprescindible realizar una evaluación neuropsicofisiológica que valore detalladamente la función y de esta forma colabore a comprender las regiones, circuitos y tipos neuronales afectados para poder generar un plan terapéutico que conduzca a su rehabilitación.
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